Con el anuncio de “suspensión de los incrementos mensuales de los precios de los combustibles”, el gobierno de Guillermo Lasso dejó de lado la propuesta de focalización del subsidio de los combustibles (entregar el subsidio solo a quienes lo necesitan y que el resto pague el precio internacional) y fijó un precio para todos. Cambió el sistema de bandas que iba hacia la liberalización de los precios por una fijación del precio, aunque con un alza importante del diésel como ajuste final.

La decisión representa, por un lado, incumplir uno de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pues la reducción de los subsidios era una de las herramientas para bajar el déficit fiscal. Sin embargo, por otro, es una opción de bajar la tensión política, dicen los analistas.